¿Te suena esa sensación de que cada vez que cambia el tiempo o alguien estornuda a tu lado, ya sabes lo que viene? Efectivamente: el resfriado. Y aunque no sea grave, fastidia. Nariz taponada, estornudos sin parar, esa tos pesada… Vamos, que te saca de juego unos días. Por suerte, además de los medicamentos de confianza como Couldina, hay otras formas de cuidar el cuerpo para que esté preparado. Y ahí entran los probióticos, unos pequeños aliados que quizás no sabías que podían ayudarte más de lo que crees.
Si te interesa saber cómo reforzar tus defensas desde dentro y combatir los resfriados antes de que ataquen, quédate que te lo contamos todo.

¿Qué son los probióticos?
Los probióticos son microorganismos vivos, generalmente bacterias “buenas”, que al consumirlos en cantidades adecuadas apoyan el equilibrio de la flora intestinal. Y ahora pensarás: «¿Y qué pinta el intestino en todo esto del resfriado?» Pues mucho, más de lo que imaginas.
En nuestro cuerpo, sobre todo en los intestinos, vive una cantidad enorme de bacterias. Algunas malas, otras muy buenas. Los probióticos se encargan de ayudar a las buenas a mantener el orden y evitar que las malas se descontrolen. Es como tener un ejército que mantiene la paz en el barrio.
Principales aplicaciones de los probióticos
Los probióticos no son algo nuevo. De hecho, llevan años usándose en la medicina y la nutrición. Estas son algunas de las situaciones donde más se emplean:
- Problemas digestivos como diarreas, estreñimiento o síndrome del intestino irritable.
- Después de tomar antibióticos, para recuperar la flora intestinal.
- Enfermedades inflamatorias intestinales, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn.
- Mejorar la absorción de nutrientes y la digestión.
- Reforzar el sistema inmunitario, algo clave cuando hablamos de prevención del resfriado.
Y lo mejor: cada vez hay más estudios que demuestran su eficacia, no solo para el estómago, sino para todo el cuerpo.
¿Cómo afectan los probióticos al sistema inmunitario?
Aquí está el quid de la cuestión. El 70% de nuestras defensas están en el intestino. Sí, has leído bien. Lo que ocurre en tus tripas tiene un impacto directo en cómo responde tu cuerpo frente a virus y bacterias.
Los probióticos ayudan a:
- Estimular la producción de anticuerpos naturales.
- Fortalecer la barrera intestinal para que los patógenos no pasen al resto del organismo.
- Reducir la inflamación, un problema frecuente cuando el cuerpo está bajo ataque.
- Equilibrar la microbiota, que es clave para una buena salud general.
Dicho de otra forma: si tienes tu intestino en forma, tienes tu sistema inmune más fuerte. Y eso se traduce en menos posibilidades de caer enfermo cuando alguien viene a toserte al lado en el metro.
Probióticos ante el resfriado, ¿cómo actúan?
Vale, hasta aquí todo suena bien, pero ¿realmente los probióticos pueden ayudarte con el resfriado?
Sí, y cada vez hay más estudios que lo confirman. Algunas cepas específicas, como Lactobacillus rhamnosus o Bifidobacterium animalis, han demostrado reducir la duración e intensidad de los síntomas del resfriado, especialmente en niños y adultos con defensas más bajas.
Además, tomar probióticos de forma habitual puede reducir la frecuencia con la que te resfrías. No es magia, es ciencia: si tu cuerpo está más preparado, reacciona mejor y más rápido cuando detecta a los virus típicos del resfriado.
Eso sí, no sustituyen a los medicamentos. Pero como complemento, son una maravilla.
Alimentos ricos en probióticos
Y ahora la parte práctica: ¿dónde puedes encontrar estos probióticos? Pues en más sitios de los que imaginas. Aquí van algunos alimentos ricos en probióticos que puedes añadir a tu dieta sin volverte loco:
- Yogur natural: especialmente si indica que tiene fermentos vivos.
- Kéfir: una bebida fermentada que parece un yogur líquido con más variedad de probióticos.
- Chucrut (col fermentada): típico de Alemania, pero cada vez más común en tiendas bio de España.
- Kimchi: parecido al chucrut, pero con un toque picante y coreano.
- Miso: pasta de soja fermentada, muy usada en la cocina japonesa.
- Quesos curados, como el gouda o el cheddar, que también pueden contener bacterias beneficiosas.
- Tempeh: también hecho con soja, muy habitual en dietas vegetarianas.
Además, existen suplementos probióticos en cápsulas, líquidos o polvos. Lo ideal es que estén recomendados por un profesional o que provengan de marcas de confianza.
¿Es posible combinar probióticos con medicamentos para el resfriado?
Totalmente. Los probióticos no interfieren con los medicamentos comunes para el resfriado, como paracetamol, descongestionantes, antitusivos o soluciones como Couldina. De hecho, pueden ser un apoyo muy útil para:
- Reforzar tu sistema inmune durante el tratamiento.
- Prevenir nuevos resfriados cuando ya has salido de uno.
- Evitar que tu cuerpo quede más débil tras la enfermedad.
Eso sí, como siempre, si estás tomando antibióticos o algún tratamiento más específico, consulta con tu médico o farmacéutico para ver cuál es el mejor probiótico para ti y cuándo tomarlo.
En resumen: los probióticos pueden ser unos aliados increíbles para prevenir el resfriado y reforzar tus defensas. No curan, no sustituyen a los medicamentos, pero sí preparan a tu cuerpo para enfrentarse mejor a los virus típicos del invierno (y de la primavera, y del otoño, y del metro…).
Así que si quieres cuidarte un poco más desde dentro, empieza por mirar lo que comes y añadir esos alimentos ricos en probióticos. Y si ya estás resfriado, no te preocupes: Couldina sigue siendo una opción rápida y eficaz para aliviar los síntomas mientras los probióticos hacen su trabajo más a largo plazo.
Recuerda: cuidar de tus defensas no es solo cosa del invierno. ¡Hazlo todo el año y tu cuerpo te lo agradecerá!